Entendemos por pulsómetro a aquellos aparatos que son capaces de medir el ritmo cardíaco, es un aparato dotado de un sensor que capta las variaciones eléctricas del corazón y un contador de tiempo (reloj) que integra las señales recogidas por el sensor y el propio tiempo. El sensor dispone de unos electrodos que se colocan en el pecho a ambos lados del corazón y habitualmente se encuentran en los bordes de un cinturón pectoral, que mediante una cinta elástica se sujetan al torso. Este sensor transmite los impulsos eléctricos al reloj, que con un sencillo procesador integra ambas señales (impulso eléctrico y tiempo) para darnos el ritmo o frecuencia cardíaca.
Los pulsómetros se han convertido en el accesorio perfecto para las llamadas actividades cardiovasculares: correr, nadar, pedalear, hacer esquí de fondo, o cualquiera de sus versiones estáticas de gimnasio.
Permite a cada deportista alcanzar sus objetivos personales proporcionando información esencial de frecuencia cardíaca y funciones específicas de entrenamiento.
La receta consiste en averiguar las pulsaciones máximas (según la edad, peso y sexo) y mantener el ritmo entre el 60% y el 80% de ese valor. Por debajo, no se queman grasas. Por encima, puede ser peligroso. Los pulsímetros se encargan de todos estos cálculos y muestran en pantalla si las pulsaciones están o no en el rango adecuado.
El sensor del pulsímetro suele colocarse con una banda elástica alrededor del pecho, bajo la camiseta, y envía por radio las pulsaciones al reloj, con un alcance de unos pocos metros. Los modelos más avanzados de pulsímetro guardan un registro del entrenamiento y se pueden conectar al PC para guardar los resultados y controlar los progresos.